miércoles, 21 de octubre de 2015

Represor de pensamientos



Anoche acostados Mr. B se durmió  sin antes pedirme “espalda” señal que le acaricie su espalda, gesto que se repite noche a noche, siempre y cuando nos acostemos juntos, téngase en cuenta que puede estar trabajando en el campo o bien yo puedo estar en Bs.As. de modo que de vez en cuando no hay “espalda”.
Mientras leo, sostengo el libro o tablet con la mano derecha y con la mano izquierda le acaricio a él, es increíble pero creyéndolo dormido, dejo de hacerlo y escucho que me dice “espalda”.
Bueno anoche no leí, me sentí agotada y mis ojos necesitaban descanso, entonces nos acostamos, sentí que  Mr. B se durmió al instante mismo que apoyo su cabeza en la almohada, no hubo “espalda” y solo me quede acostada boca arriba, quieta, ya que quería disfrutar de ese momento de soledad y silencio. 
Un mar de pensamientos invadió mi mente, ideas recurrentes sobre distintas situaciones, de esas que imagino y ordeno en mi cabeza, como enfrentar tal o cual situación.
Pienso cada una de las palabras que le voy a dirigir a una persona que hace putos algunos momentos del día a día, preparo mis gestos, creo que si me paro frente a un espejo esos gestos se verían perfectamente reflejados. Termino el discurso y siento placer de haber podido decirle todo lo que me pasa con él. Luego decido que todavía no es el momento, que no lo voy  a provocar, pronto  va a llegar, y doy por terminada esa conversación.
Decido ir por el camino del deseo, del placer, así sea porque imagino el momento justo que gatillo con la tarjeta una vestido que me va a quedar divino,  decido que a las 9 am hora que abre el local donde lo vi, voy a llamar y pedir que me lo guarden, pasaré por él a la tarde.
Luego se vienen a mis recuerdos momentos vividos, de los lindos momentos, picardías, sola o en compañía,  miradas cómplices, respiraciones, olores. Deseos inconclusos, manos ajenas recorriendo mis caderas, extraños labios por algún que otro lugar del extenso mapa que es mi cuerpo, fogosos besos de indebidas bocas.
Y justo  cuando me encontraba en el paraíso de las sensaciones, en el mar de mis pasiones. Escucho la voz de Mr. B que dice: “podes parar de pensar que no me dejas dormir”.
¿!¿! Pero como es esto!? No entiendo nada, desde cuando mis pensamientos se escuchan, y de ser  así ¿Cuáles escuchó? Creo que estoy en graves problemas si alcanzó a “escuchar”los últimos.
Me tranquilicé cuando resolví justificar lo atrevido de aquellos, como algo que estaba elaborando para luego escribir.
De todos modos lo mejor fue acomodarme, como de costumbre, sobre mi lado derecho sin obviar no tocar con la almohada la extensión de mis bellas pestañas, no es cuestión que se caigan al dormir, y en absoluto silencio dormí. Mejor ni contarles lo que soñé, mi vida onírica es deliciosa y lujuriosamente transgresora.
Me encuentro en la duda que mis pensamientos se “escuchen”, feliz que mis sueños aun no son mutilados por el peso de la ley marital.
De los sueños aún vivo, en ellos soy más yo que nunca, Mari onírica es como deleitarse con un jugoso helado de frutilla al sol de la siesta cutralquense.

Mari Ara



viernes, 9 de octubre de 2015

Muchas Tardes, un encuentro - Ultima parte -

Me intrigaba su psicología, el que no me tocara, o penetrara, por más que intentara entender era imposible hacerlo. Entonces me decidí por seguir disfrutando con el temor del después, que pasaría si seguía deseando que hagan conmigo todo esto. Cómo se lo pediría a un hombre sin asustarlo.
Le di fin al mar de mis dudas, de mis pensamientos sobre él, sobre mí , me incorpore, acerque y logre tocarlo, jamás pude besar sus labios, se arrodillo y bese, toque, jugué con su miembro, se hizo grande, muy grande entre mis manos, sentí como gemía de placer, entonces alce mi mirada, busque sus ojos, su mentón elevado, labios distendidos esbozando una leve sonrisa, sus ojos perdidos en mis movimientos, sus perfectas manos despeinando mí cabello.  me pidió que siga, una vez mas dijo “sos hermosa” a lo que agrego “nunca nadie me lo hizo así, como te gusta”, no voy a negar que por un instante sentí pudor el cual se transformo en orgullo, el goce de ese hombre era mío. Lo lleve a mi boca una y otra vez, bese por completo su sexo, jugué con sus testículos y mas gemía, observe que estaba totalmente depilado. Ese hombre estaba dispuesto a gozar, mientras yo le brindaba placer, el fumaba y de vez en cuando bebía fernet.
Tomo mi mano la que se encontraba acariciando  sus testículos y me la llevo a su cola, me dijo que hiciera lo que quisiera por allí, y que se la besara intensamente, creo que no es necesario contarles todo lo que hice, yo misma me sorprendo de lo que anduve por allí y cuanto se intensifico su placer al sentir mis besos y dedos por su cola.
Goce, me éxito la situación, sentía estallar mi sexo. Quería tenerlo dentro de mí pero esto no pasó.
Se puso de pie, me sentó frente a él y seguí prendida a su bello miembro, hasta que sentí su liquido tibio correr dentro de mi boca, exquisito néctar fruto del placer, lo deje correr por mis labios, sobre mis pechos, los dos totalmente agitados, entonces él sonrió mientras me miraba y con su mano desparramaba la viscosidad de su liquido por mis pechos, los restos que quedaban en su mano los llevo a mi boca y luego a la suya.
Una vez que recupero el aliento me pregunto “¿y es grande? Decime la verdad” como respuesta recibió mi expresión “ufff levante una de mis cejas y le guiñe mi  ojo derecho”. Busco algo para tomar y repetimos el acto de sentarnos, hablar, reírnos y de The Killers daba su recital por undécima vez.
Camine por la sala, mientras Mati me observaba y hablaba sobres sus épocas de estudiantes, ya era noche, y nuestros cuerpos brillaban aún más fuerte e intenso que el sol del mediodía.
Mientras comentaba sobre sus andanzas en un viaje a Paris, regalo de graduación, es abogado, ya que, según él otra profesión no podría haber elegido, considerando el poder que este título le confiere. Recordó unos bares de parejas swinger que según lo que mencionó no fue porque no entendía mucho del tema, entonces me planteó con vos quiero hacer un trio, juro que casi me infarto, no imagine esa situación, ni la soñé, me interese en saber un poco más del tema, entonces sus ideas sobre el famoso trio eran más que eso, serían tres hombres, él, dos de sus amigos y yo, con un brillo en sus ojos y ansioso me decía “no sabes los vas a volver locos, mueren, ya tengo todo guionado” perdón Guionado! ¿Escuche bien, pero que es esto una película porno? ¿Adónde están las cámaras? Pues bien no se en que momento apareció con un gusanito de silicona transparente, que por cierto compre en el sex shop, en una de sus manos y una cámara fotográfica en otra, y me dice; “mejor idea no pudiste tener, te voy a filmar mientras me lo besas” y traía su pene totalmente erecto, puso una toalla debajo del mi cola, para no ensuciar el sillón, y luego introdujo me introdujo suavemente el gusanito, siempre cuidando de no tocarme.
Yo sin reaccionar a este torbellino, observé sus movimientos, gestos, ansiedad por sentir, hacer, el gusanito entrando y saliendo de mí, guiado por sus manos que insistían en ni siquiera rozarme; una vez mas se paró frente a mí y filmo mientras su miembro disfrutaba en mi boca, por mis pechos, en mis manos, se detuvo busco un profiláctico, me miro con un gesto de pudor y me dijo “y bueno tendré que hacer lo que viene si no quedo mal”  y con cara de no estar muy convencido sin rozar mi  cuerpo, me penetró, sentí placer, mucho no podía contener mis ganas de estallar, gemí, abrí mis ojos y vi como lanzaba saliva desde lo alto hacia mí boca, sus ojos, su mirada entonces era  intensa, pícara, lo repitió tres veces más, siempre su saliva fue a dar directo sobre mis labios o dentro de mi boca cuando instintivamente la abrí. Mis gemidos se intensificaron entonces  él  tapo suavemente mí boca, su miembro, lindo, grande, se sentía realmente bien dentro mío, no contuve mas mí deseo y en agitados espasmos me rendí ante él, durante segundos perdí el conocimiento, aunque este lo perdí ni bien subí a su auto. Finalmente Mati se deshizo del profiláctico y se dejó ir en placer sobre mis pechos, por mi torso. Quito el gusanito de mi cola, la toalla y desapareció llevando ambas cosas. 
Me sentí agotada física y mentalmente, aun así  no quería irme de allí, quería mas, de que no lo sé, solo quería más de todo lo que él quisiera.
Quede recostada en el sillón, lo vi pasar hacia la cocina, fui tras él, me pare en el umbral, preparó dos copas con agua fresca, agrego hielo, hablamos de nosotros, de cómo nos habíamos conocido, de lo bien que lo estábamos pasando. Extendió una de las copas, mientras volvimos al sillón detuvo mi andar, me pidió que me quede de pie, apoyo las copas en la mesa de sitio, me tomo por la cintura, pequeña y bien marcada por ese entonces, y me besó, sus labios se fundieron de una extraña manera a los míos, fue intenso, fuerte, hubo calor en ese encuentro, duró segundos,  minutos, quizá horas aunque aún sigue en mí.
Luego apoyo dulcemente su cabeza sobre mi pecho, lo acaricié.
En todo momento me pareció tierno, dulce, suave, siempre caballero, extrañamente perverso, para él todo era un juego de niños. Divertido y cual picardia luego de concretar sus oscuros deseos conmigo, los relataba y me decía lo bien que se sentía, lo genial que estaba todo esto. Yo no podía quitar mi atención de él y lo extrañamente atractivo de su forma de sentir placer. Me encanto y supe que iba a seguir queriendo mas por el resto de mi vida.
Esta vez nos tomamos más tiempo para recomponer nuestros cuerpos, en un cuasi acto solemne, me dice “querida y hermosa mía, vamos por el último plato y como todos sabemos es el postre, mmm lo mas rico” mientras lo decía fue al baño, y trajo consigo el arnés que días antes compre en el sex shop, lo saco de la caja abrió grandes sus ojos y con una graciosa expresión dijo “me va a entrar todo esto” y se rió, sus ojitos brillaban, se sonreían. Evidentemente era su nuevo juguete.
Minutos después me encontré, parada, con mi calzón de encaje negro puesto, sobre éste el arnés elastizado, ya que el de cuero me pareció demasiado bizarro. Y del arnés frente a mi ingle colgaba un didlo, falico aparato de silicona negro. Mezcla de mujer-hombre, extraña, realmente extraña y ridícula, sentí rechazo en un principio, pero lo vi tan entusiasmado a él, que no me pareció justo decepcionarlo justo en ese momento.
Él excitado, con su enorme miembro, recostado con su cola al borde del sillón, me pidió me arrodille frente a su cuerpo, acomodo sus piernas abiertas sobre cada uno de mis hombros, y como si ya lo hubiera hecho antes, le introduje el aparato de silicona por su cola, se aferró fuerte a mis caderas, en su cara había dolor, intente sacarlo, me sentí mal sabiendo que le dolía, pero con sus manos en mi cadera, clavo sus uñas y me llevo hacia dentro de él, poco a poco se adaptó, yo en suaves movimientos iba y venía hacia él, Mati comenzaba a gozar, mientras con su rostro totalmente extasiado, se masturbaba, y yo sin poder creer lo que estaba haciendo, viviendo, observaba todo, quería llevarme cada gesto, el olor de su cuerpo, su intensidad en ese momento y su cara de niño. Su gozo fue pleno, me nombraba constantemente, por momentos me miraba y sonreía con esa amplia sonrisa que mientras viva y en cada instante recordaré, el recuerdo de esa sonrisa es mi castigo por lo atrevida, por haberme permitido vivir todo y querer aún más. La angustia que me provoca la ansiedad de querer repetir con quien sea lo que Matias me enseño,  ese es mi castigo, es el padecimiento por haberme sometido de esta manera.
Finalmente acabó de forma intensa, gozo de una manera extraña, grito, gimió, me aferraba a él se perdió totalmente extasiado, dejo de controlar la situación. Y aun estando dentro de él me acerque suavemente, me uní a él nos embadurnamos con su semen y lo bese, me abrazo.
No sé en qué momento, ni como saque ese aparate de mis caderas y nos recostamos en el sillón, yo sobre el respaldo, cómoda totalmente estirada sobre mi lado izquierdo, él también sobre su lado izquierdo dándome la espalda, se acurruco, tomo posición fetal, se hizo chiquito, lo abrace, lo contuve, le di miles de pequeños besitos sobre su cuello mientras le acariciaba suavemente su cabeza, tiempo después se estiro, y dio lugar a que le acaricie su espalda, mi mano recorría desde su cabeza hasta su coxis, por momentos su cuerpo se entumecía y daba pequeños espasmos, más aún cuando yo le decía cositas en voz muy suave y baja al oído. Cuando dejaba de hacerlo me pedía que continúe, que le cuente mas historias así suave y en su oído.
Fue el momento mas intimo que jamás viví con alguien. Me emociona, estremece, eriza mi piel el recordarlo.
Nunca voy a entender su forma, su goce. Esa cruel mezcla de suavidad y perversión, todo en la medida justa. Menos aún voy a poder entender como pudo gustarme tanto. Y cuanto lo deseo, no a Mati, eso ya pasó, aunque por años llore y hasta rompí un teléfono de la impotencia de no volver a verlo.
Deseo vivir parte de esta experiencia con otro hombre y no sé cómo pedirlo o como llevarlo a sentir la necesidad de orinar sobre mí, de masturbarnos hasta acabar, de sentir su saliva correr por mi boca.
Nos besamos intensamente, nos vestimos, él a mí y luego se vistió él. Llamo a un chofer, me acompaño al auto abrió la puerta, me tomo por la cintura me atrajo hacia su cuerpo y nos despedimos con un fuerte beso en nuestros labios.

Jamás nos volvimos a ver.


"No está mal haber vivido perversión lo malo es el apego a quien guio por esas oscuras sendas…
Quien pudiera ser libre de toda pasión o más que de ella de la angustia que deja quien perversamente apasiona".

Mari Ara






jueves, 8 de octubre de 2015

No salí tan mala para hacer "El Verso"



Hace mucho tiempo descubrí que en la magia de las letras formando palabras un mundo fantástico me esperaba. Descubrí que detrás de tapas y en cientos de hojas me encontraba al resguardo del mundo real.
Luego sentí que a través de esas palabras podía expresarme, sin tapujo alguno, sin temor a herir, sin temor a salir herida. Es así que esas palabras hechas sentimientos se encuentran al amparo de mis cuadernos, anotadores,  por donde sea que exista un lugar en casa, carteras, bolso de viaje, allí están, tenemos una relación fiel. No nos abandonamos, solo nos tenemos.
La pasión por la lectura y por escribir me han llevado por distintos destinos, recorro caminos que me devuelven historias.  Aprendí a vivir distinto, a veces raro, mis ojos captan la vida desde otro punto, mal o bien eso no se discute solo que desde otro punto. Siempre digo no crean en mi versión sobre este mundo, mis lentes están fallados.
Hace un tiempo comencé a compartir con algunos de Ustedes esos “escritos”, entonces me acompañan a reír, llorar e imaginar esas historias que se hacen vida cada vez que alguien las lee.
Un día desperté queriendo parir versos y decidí enviar uno de ellos a concursar, resulto ser un concurso en España, tuve miedo, me arrepentí, pase por estado de ansiedad, nervios, hasta que el día que los capullos se abren en flor, un 21 de Septiembre, me notifican que fui mamá, del más imperfecto, simple y bello poema.
Les comparto parte del libro, gracias, gracias por respetar mis locuras.




jueves, 1 de octubre de 2015

Muchas tardes, un encuentro - Parte II -

Nada mejor que una noche de lluvia intensa, para compartir esta segunda parte....




Llegamos a destino, estaciono su nave, descendió y abrió la puerta de mi lado para que yo bajara, me ayudo con la bolsa mientras yo colgué de mi hombro la cartera, eran las seis de la tarde, aun unos niños jugaban por las calles a la vista de sus madres o niñeras, a nuestro paso uno de ellos se acerco en busca de la pelota que se deslizaba por las piernas de Mati, quien con un tierno gesto le acaricio el cabello color maíz, el niño se sonrió, chocaron sus manos y seguimos nuestro camino. Subimos por ascensor al segundo piso, abrió la puerta y me invito a pasar luego lo hizo él. Una vez adentro, tomo mi cartera para colgarla se dirigió hacia el living, un amplio ambiente confortable, del cual solo nos moveríamos hacia la cocina, en busca de un fernet  o al baño, ya les contare mas sobre el baño.
Puso un video del recital de The Killers, banda que sonaría durante más de siete horas, tiempo que duró mi estadía allí. Luego me invito a tomar un fernet. Bajó las cortinas de las amplias ventanas que daban a un gran balcón, el sol no participo de nuestro lujurioso encuentro, quedó afuera jugando con los niños. Me invito a sentarme en un amplio y confortable sillón, el desapareció por un instante y volvió vistiendo un bermuda tipo maya, descalzó sus pies perfectos, y  remera de un amarillo muy suave, entonces decidí quitar mis botas, nos sentamos enfrentados en posición indiecito uno a cada extremo. Hablamos, reímos, nos miramos tanto y tan intensamente, de pronto repare que yo seguía en mi posición pero él había extendido sus piernas y con sus pies acariciaba la extensión de mis doradas piernas, repitió el gesto de morder su labio inferior en más de una oportunidad y repetía “sos hermosa, esto es increíble”.
En un momento se incorporo, arrodillándose en el sillón, lentamente se acercaba a mí y me pidió que no me sonría más del modo que lo hacía, que con cada sonrisa mía él sentía estallar. No se por qué motivo me avergoncé y baje mi cabeza. El tomo mi mentón en un gesto de levantar mi cara, miro a mis ojos, su mano tomo el cierre que impedía ver mi escote y pregunto “¿puedo?” a lo que respondí con una sonrisa, inmediatamente tenía sus manos descubriendo mis grandes pechos, mirándolos sorprendidos, me preocupo no fueran de su agrado, pero decidí no interrumpir el momento. Sentí su intensidad al apretarlos, jugo con ellos, ponía su cara en el medio de ellos, absorbía su aroma, alzo su mirada hacia mí y me dijo “me encantan, me vuelven loco, es lo que imagine todo este tiempo”.
Esto se extendió un tiempo más, yo disfrutaba al ver sus caras, de sentir sus suaves manos, sus gestos de sorpresa y por momentos de placer.  El solo reparó en mis pechos, intenté besarlo y no lo logre, hasta ese momento no habíamos besado nuestros labios, ni siquiera intento tocar alguna otra parte de mi cuerpo.
Luego se paro, extendió su mano y así invito a pararme, me quito el vestido, miro en detalle mi cuerpo, y lo halago, lo raro para mi es no haber sentido pudor o temor a la desnudez, ya que siempre sentí mi cuerpo tan imperfecto, pero evidentemente con él era bella, perfecta y sobre todo segura de mi.
Caminó delante mio y me guió llevándome de la mano, suave en sus movimientos, él en calzoncillo blanco, no recuerdo en qué momento se desvistió. Llegamos al baño, siempre tomados de la mano, me ingreso a la bañera, mi corazón latía desbordado, sonreí en todo momento, no por nervios, si no feliz y ansiosa por lo que vendría.  Me recostó dejando apoyada mi espalda sobre el extremo, él se paró a un costado, fuera de la bañera, se quito el calzoncillo y mientras lo hacía, me pidió que le fuera sincera y le dijera si “lo tenía grande o era más bien pequeño”  y dejo caer su miembro a la altura de mi cara, sobre ella, para mi sorpresa para nada excitado, entonces lo tomo con su mano derecha y comenzó a orinar mi cara, instintivamente abrí mi boca y lo bebí , me gusto, excito, quería absorber todo de él, miraba su cara el placer en sus gestos y me sentí diosa, diosa dadora de placer. Estuvimos bastante tiempo en ese acto, tanto como para que él recorra todo mi cuerpo con su transparente liquido, no dejo lugar sin recorrer, sin mojar.
Me gusto, quería mas, jamás había pasado por una situación igual, nunca pensé que algo tan asqueroso para algunos fuera tan excitante para otros, tan excitante para mí.
Totalmente desprejuiciada, sentí desbordar de placer, aunque no sé porque motivo no quería que él lo note. Absolutamente todo en ese instante me parecía único, me sorprendía e intrigaba el motivo por el cual el sintiera placer con ese acto. Me preguntaba si todos los hombres lo desean  y se reprimen. Temí que al contar esta experiencia a otra mujer esta sintiera pena por mí.
Una vez que termino de orinar sobre mi cuerpo, me incorporó tomándome de la mano, preparo la ducha probando con sus manos el calor del agua y acto posterior me baño, con un blanco y amplio toallón envolvió mi cuerpo y me seco de manera prolija, delicado, cada uno de mis dedos, subió por mis piernas, obvio mi sexo, siguió por mi espalda, brazos, abdomen, pecho y una vez más allí se detuvo. Acto seguido, volvió a orinar pero lo hizo en el inodoro, se sonrió y menciono que lo hubiera hecho nuevamente sobre mí.
Volví al living, él lo hizo tiempo después, mientras recorrí el ambiente, observe que debajo de la mesa de sitio de tapa vidriada se encontraban varios ejemplares de la revista Play Boy, a un lado una estación de trabajo. Sobre la pared detrás al sillón colgaba una guitarra eléctrica sin sus cuerdas y la cartelera de Pulp Fiction enmarcada. Sobre la pared opuesta un cuadro con insignias del que debe ser su club de futbol Newell´s Old Boys, entonces reaccione sobre nuestras coincidencias, adoro bailar la coreografía de Pulp Fiction y mi equipo de futbol por elección es NOB, nunca se lo mencione, decidí reservarme esos detalles, me pareció cursi, un comentario tonto. Confirme que nuestras almas ya se conocían, sentí la dicha de ellas por el re encuentro.

 Totalmente desnudos nos tomamos otro fernet sentados en el sillón del mismo modo que antes, solo que sin nuestras ropas, despojados de todo hasta de nuestro pudor, me preguntó si me sentía bien, si me había gustado lo que hicimos a lo que agregó “y bueno considerando que venís de una zona petrolera,  no podía dejar de sorprenderte, esto también es no convencional” me causo gracias su comentario y reímos.

Hablamos de nuestras vidas, de viajes, del encuentro y escuche a The Killers cantando Read my mind, tema que adoro.
Lo vi que comenzó a tocar su sexo y me alcanzo un aparato rosa que sugirió usara yo, me pidió que me tocara frente a él, a lo que accedí, me di placer, aunque hubiera querido que él lo haga por mí, por momentos sentí vergüenza al reconocer mi cuerpo tan expuesto, incluso me sentí tonta de seguir sus deseos y no reclamar se concreten los míos, aunque serían tan convencionales y aburridos para él.
En mi interior me debatía por el placer, satisfacción del momento vivido y mis prejuicios. Desconocía a la mujer que se hallaba en ese sillón con aquel hombre, dejando hacer perversiones.

Me intrigaba su psicología, el que no me tocara, o penetrara, por más que intentara entender era imposible hacerlo. Entonces me decidí por seguir disfrutando con el temor del después, que pasaría si seguía deseando que hagan con migo todo esto. Cómo se lo pediría a un hombre sin asustarlo.


Continua...